Los cuentos clásicos atribuyen su adjetivo a la
tradición que se ha forjado en torno a los mismos, y sobre todo a cómo se han
transmitido de generación en generación. La evolución del tiempo ha supuesto
que las historias de carácter mítico pasen a convertirse en leyenda, y
finalmente en cuento, (Encabo, 2003).
«El cuento es una de las formas más
antiguas de literatura popular que al principio se transmitía oralmente y más
tarde por medio de la escritura», (Fernández, 2010). Es complicado concretar
el origen de los cuentos clásicos puesto que datan de la tradición oral.
Los
primeros hallazgos de literatura infantil datan en el siglo XVI, cuando son
fijados mediante la escritura por los recopiladores de relatos orales
procedentes del folclore medieval. El autor destacado de esta época es
Giambattista Basile que a comienzos del siglo XVII recopiló relatos de la época
y creó su obra “Pentamerón”, que fue publicada tras su muerte en el año 1636
bajo el título “El Cuento de los Cuentos” y que integraba un
total de cincuenta relatos procedentes de la mitología, fábulas e historias de
tradición oral de la época. “La Cenicienta”, “El Gato con
botas” o “La Bella durmiente” son algunos de los
cuentos originarios de esta primera compilación escrita.
A finales del siglo XVII se encuentran
los relatos de Charles Perrault, once cuentos recopilados en una obra llamada “Los
Cuentos de Mamá Oca”, publicados en el año 1695. Sus
cuentos tuvieron mucho éxito, tanto que en la actualidad seguimos conociendo
muchos de ellos como son “Caperucita Roja” o “Pulgarcito”. También
trascendieron versiones con toques personales de Perrault de las anteriormente
originarias “El Gato con botas” y “La Bella durmiente”.
Hasta
este momento de la historia el sentido didáctico o instructivo de los relatos y
cuentos iba dirigido tanto a niños como a adultos y podían encontrarse escenas
en los cuentos realmente duras, cargadas de crudeza. Como ejemplo de ello
tenemos la Caperucita Roja de Perrault «Le Petit Chaperon Rouge, en
la cual una niña desatiende los consejos sociales y acaba cruelmente
engullida por el lobo, en clara alusión a la advertencia de no hacer caso a los
desconocidos», Encabo (2003).
Sería en el siglo XVIII cuando se comenzarían a sentar las bases
educativas para la infancia y se comenzó a crear cuentos destinados a los niños
con fines pedagógicos. «La preocupación principal en este siglo no
es la de entretener con aventuras maravillosas sino instruir y educar desde el
pragmatismo, el didactismo o la moralidad», Martínez. N, (2011). En
este periodo de tiempo cabe destacar a la aparición del cuento “La
bella y la bestia” en el año 1757. Escrita por la francesa Jeanne
Marie Leprince, quien en realidad resumió la versión extendida original de otra
autora francesa llamada Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve. Esta
obra perduró a lo largo de los siglos siendo el relato más extendido tomada
como base para versiones posteriores.
A mediados del siglo XIX las versiones comienzan a suavizarse, siguen teniendo
una intencionalidad educativa pero los valores a transmitir evolucionan a lo
largo de la historia. Cabe destacar que como menciona Encabo, E. (2003): «El
valor que se mantiene constante pese al paso del tiempo y la evolución de las
sociedades: más puede la hermosura que billetes y escrituras».
En la segunda mitad del siglo XIX proliferan los autores de relatos infantiles.
Entre ellos destacan los reconocidos hermanos alemanes Jacob y Wilhelm
Grimm quienes en 1812 publicaron su primer libro de relatos
populares “Cuentos para niños y del hogar”, atendiendo,
inicialmente, al folclore de su país. Los hermanos Grimm siguieron trabajando a
lo largo de más de cuarenta años llegando a publicar un total de siete
ediciones, la última en el año 1857. Evolucionaron en la manera de redactar los
relatos, los primeros tomos eran más técnicos, cargados de anotaciones, más
bien apropiados para lectores adultos. Tras su trayectoria terminaron por
encontrar el equilibrio perfecto para que sus obras fuesen apropiadas para
niños y perdurasen como lo hicieron a lo largo de los años.
Entre
los innumerables cuentos que figuran en los diferentes tomos de estos hermanos
se encuentran cuentos que han perdurado a lo largo de varios siglos como “La
Cenicienta”, “Caperucita Roja” o “La Bella
durmiente”. La evolución en la narrativa de los hermanos Grimm fue
clave en la perdurabilidad en el tiempo de sus cuentos que han maravillado a
generación tras generación. Cabe destacar algunos de los títulos que han trascendido
hasta nuestro día a día como pueden ser “Hansel y Gretel”,
“Rapunzel”, “Blancaieves” o “Pulgarcito. En la misma época cabe
destacar otro autor, el danés Hanns Christian Andersen. En 1835 publicó “Cuentos
de hadas, contados para los niños”. Aunque el autor aspiraba a escribir
novelas y destacar como gran dramaturgo de la época, terminó por escribir más
de 155 cuentos para niños y sería por ello por lo que se le pasó a considerar
un gran representante de la literatura clásica infantil. Sus cuentos iban
destinados a un público infantil y tuvieron un gran éxito que es notable ya que
a día de hoy son reconocidos muchos de sus cuentos, como son “El patito
feo”, “El soldadito de plomo”, “El traje nuevo del emperador” o
la “La Sirenita”, entre otros. Cerrando el recorrido al siglo
más importante, el siglo XIX, cabe destacar al italiano Carlo Collodi como
creador del famoso cuento “Las aventuras de Pinocho”, conocido
a día de hoy recordando a los niños que mentir está mal. Este siglo deja un
extenso legado de cuentos clásicos que han perdurado hasta la actualidad.
Durante el siglo XIX
comienza a gestarse un concepto de la infancia más similar al actual. Por ese
entonces, la infancia es delimitada como una etapa diferente y específica de la
vida, con características y necesidades propias. En este contexto, los cuentos
tradicionales infantiles pasan a ser considerados como literatura dirigida
específicamente a los niños. […] De esta manera, las historias quedaron aptas
para educar a los niños en los valores de esta nueva sociedad. […] En líneas
generales, las versiones que conocemos proceden de este último periodo.
(Castedo, M., Paione,A., Hoz,G., Laxalt,I., Seibert,G., Wallace,Y.,
Rubalcaba,M., Bannim,M., Lichmann,V., López,A., Y Ortiz,P., 2009).
Haciendo referencia al recorrido histórico de los cuentos clásicos cabe reseñar
que éstos han estado marcados por un sentido didáctico desde su origen,
evolucionando de manera paralela a las sociedades de la época. El sentido
didáctico de las primeras versiones originarias se basaba en mostrar el mundo
al campesinado, aportándoles estrategias para hacer frente a las adversidades
y transmitiéndoles la importancia de la valentía, la astucia y la suerte.
Al suavizarse las versiones posteriores, en la que la sociedad se torna menos
hostil los valores como la valentía y la capacidad de supervivencia dejan paso
a otros valores como la integridad o la bondad de vida. Teniendo en cuenta la
evolución cronológica, al llegar a nuestra era y los avances que esta conlleva
cabe destacar que los medios de divulgación y comunicación de masas tienen gran
influencia sobre la transmisión de la cultura. Tanto en el siglo XX como en el
XXI los ya considerados “Cuentos Clásicos” se someten a modificaciones y adaptaciones
cinematográficas y/o literarias, siendo ahora los valores que predominan los
relacionados con la conservación del medioambiente, la integración social de
las diferentes culturas o la empatía y la generosidad.
El concepto de infancia a través de los siglos ha sufrido una evolución que
depende directamente del contexto histórico; y del mismo modo los cuentos se
han ido adaptando a esta evolución de dicho concepto en un continuum donde,
estas historias con enseñanza que se iniciaron en la tradición oral, se
transmiten a través de las generaciones mientras su significado se adapta al
momento histórico.
Y desde aquellos cuentos creados para lo que eran "pequeños adultos" en los que predominaban las sombras y la oscuridad hasta el mundo de hoy, el mundo de las princesas, el amor y los musicales.
¿Buscamos un término medio?
Encontremos el equilibrio entre la Tradición y la Innovación.
Espero que os haya gustado.
Muy interesante la verdad!!aunque e de decir que bajo mi punto de vista no existen cuentos como los de antes,me encanta el punto de que pasen de generación en generación aunque sea adaptándolo a cada tiempo!!!
ResponderEliminarGracias por esta mención a los cuentos clásicos... Estos GRANDES olvidados.
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